6 de diciembre de 2011

Margen izquierda hacia el sur





Hoy nos toca remontar el río por la margen izquierda. A 7 km de nuestro apartamento nos encontramos con Oberwesel. En la parte más alta se encuentra el castillo (hotel-restaurante) de Schönburg, mejor acercarse en coche. A pesar de estar destinado al alojamiento, no encontramos a nadie por allí y entramos hasta el mirador con vistas de todo el pueblo y el Rin. A la vuelta consultamos en la oficina de turismo qué se puede ver. Nos recomiendan el paseo por encima de la muralla. Terminamos la visita en la iglesia de San Martin en el otro extremo del pueblo.











La siguiente parada será en Bacharach a otros 7 km. Lo poco que tiene este pueblo se encuentra alrededor de la plaza principal. Lo más curioso es la casa entramada llamada Altes Haus, la Casa de Correos con la oficina de turismo, la ruina de la capilla Werner y la subida al castillo-albergue juvenil de Stahleck, con vistas del Rin. Todas las empinadas laderas que rodean al pueblo están llenas viñedos, ahora secos, pero en verano tiene que ser algo digno de ver. Comemos en el Bistro del Hotel Stahleck. Un sitio con mucho gusto en el diseño, comida abundante y casera de calidad. 32,80€ por 2 sopas de gulash, dos schnitzel y bebidas.



El próximo pueblo en la ruta es Bingen, a unos 16 km. De lo que he podido leer en la guía para visitar en este pueblo/ciudad, no me atrae nada así que después de haber aparcado, nos dimos media vuelta y nos fuimos a Mainz.



A 30 km de Bingen se encuentra la ciudad de Mainz, o también conocida por Maguncia. Tenemos suerte y aparcamos justo en la entrada de la calle peatonal que lleva a la catedral de San Martín. Impone mucho desde fuera al verla. A sus pies está montado el mercadillo de Navidad que se extiende por las plazas de los alrededores. Nos tomamos nuestro chocolate caliente para conseguir una taza más (3€) aunque esta es bastante sosa.

Damos un paseo por las callejuelas del Aldstadt, entramos a la catedral y buscamos un restaurante muy peculiar. Se llama Heilgeist y se encuentra en un edificio de una antigua iglesia utilizado en su historia como hospital. Todavía es pronto para cenar así que nos asomamos por una ventanita para verlo, pero nos vamos.


En 50 minutos estamos de vuelta en el apartamento.
Antes hemos tenido que hacer una parada en la gasolinera del pueblo. Y allí nos encontramos con el problema de no saber abrir el depósito. Damos mil vueltas al coche por dentro y por fuera, buscando algún botón para abrir la tapa, pero nada.. La mujercilla que regenta la gasolinera, sale para ver qué nos pasa, y también ella se pone a buscar el botón. Opto por preguntar a un hombre que ha parado a repostar también. Es un Volkswagen, si un alemán no sabe cómo funciona el depósito, mal vamos. Finalmente entre 4 personas descubrimos que con pulsar el mando del coche para abrir las puertas, abre también la tapa del depósito, ya nos vale..... De todo esto me quedo con que hasta una señora de más de 60 años, en un pueblo en mitad del Rin, es capaz de hablar perfectamente en inglés.. cuánto nos queda por avanzar en España. Echamos 20€ de super y a casa.

A la hora de cenar nos acercamos a por unas pizzas a un pequeño restaurante italiano del pueblo llamado Alla Fontana. Muy ricas y por 15€.

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