8 de diciembre de 2011

Rumbo al norte

Hoy decimos adios a nuestro apartamento en Sankt Goar para avanzar en el camino.

Nuestra meta es la imponente Colonia, pero antes haremos una parada en Bonn, la cuna de Beethoven.
Aparcamos muy cerquita de la Münsterplatz donde se encuentra la estatua de Beethoven, la basílica de Bonn y el punto de información turística. Cogemos nuestra guía de la ciudad en español y nos damos una vuelta por los alrededores. Una rápida visita a pie hasta Markt, la plaza del singular ayuntamiento pasando por la casa museo donde nació Beethoven. Si no se quiere pagar la entrada para ver toda la casa, en el hall se puede echar un vistazo a uno de sus pianos, que es lo que hicimos nosotros vista nuestra racanería para pagar entradas.



A lo largo del recorrido a pie, nos encontramos con varias instancias de los mercadillos navideños. La verdad que había muchas casetas, todas muy bien decoradas y con abundantes visitantes. Aprovechamos para comer algo. Esta vez una carne loncheada con cebolla en bocadillo y un goulash dentro de un cuenco de pan (5€) y el ya tradicional chocolate caliente en la taza propia del mercadillo. Mientras estaba yo feliz comiendo mi cuenco de pan, nos cruzamos con unos chicos españoles que se me quedaron mirando con cara de extrañeza. Sin decirles nada, les observé y me quedé escuchando su conversación:
-"Mira, mira, qué está comiendo esa chica?"
-"No sé, pero tiene una pinta..."
-"Dónde lo venderán?"
-"Ni idea, pregúntale a ver, que se me ha antojado al verlo"
-"Puff, pregúntale tú, que con mi inglés..."
-"Excuse me, where do you..."

A lo que yo respondo: Tranquilo, que te entiendo perfectamente, que os vengo oyendo hablar español desde hace rato, jejejejje.

Me hace gracia que me hayan confundido con una extranjera. Será por mi cara de alemana?? Quién sabe...

Bueno, una vez comidos, carretera y manta hasta Colonia. Tenemos que llegar antes de las 17 para devolver el coche en la estación de tren. Mala suerte que nos salta la reserva antes de llegar. Apuramos echando sólo 5€ de gasolina para devolver el coche con el mínimo posible.
Dejamos el equipaje en el Central Hotel am Dom (68,80€ por una noche), el cual no podía estar mejor ubicado, a 10 metros de la estación de tren donde tenemos que devolver el coche y a 50 de la catedral. 

Al devolver el coche nos indican que tenemos que llenar el depósito o nos cobrarán un depósito entero a 3,8€ el litro!!!!!!! Pero esto qué es????!!! En el contrato no indica nada del depósito. Ahora a buscar otra gasolinera, vaya tela.. Por las molestias nos quedamos con la rasqueta para quitar el hielo de la luna, jijijiji

Ya de vuelta en el hotel una mini siesta. Al salir ya se ha hecho de noche y nada más girar la esquina vemos la espectacular catedral de Colonia. Es una mole arquitectónica que hace sentir insignificante a aquel que la observa desde su base. En la oscuridad de la noche, su impacto es aún mayor por la siniestra imagen que le otorga la iluminación nocturna. Ya en el interior, la majestuosidad continúa, pero con una sensación mucho más apacible y acogedora.  Estaban oficiando una misa y no se podían visitar las galerías, así que dejamos la visita para el día siguiente. Se nota que me ha gustado eh, jejejeeje.

En la plaza del lateral nos encontramos el primero de los diferentes mercadillos que hay a lo largo de la ciudad. Cada uno con un nombre diferente y un ambiente particular. El de esta plaza es el más tradicional, pero con una situación preferente a pies de la catedral.

Un poco más alejado del centro en Neumarkt, se encuentra el mercadillo de los ángeles. Un ambiente más elegante y delicado, con una iluminación más sutil, con el color blanco y las figuras de los ángeles muy presentes. Fue el lugar elegido para comprar la que ya será la última taza del viaje y a mi parecer la más bonita de todas. El tiempo no nos acompañaba demasiado y no dejaba de llover. Decidimos volver y cenar en una cervecería recomendada en tripadvisor. Se llama Brauerei Zur en la plaza Heumarkt. Es un sitio con historia donde el sistema de reserva no se contempla y se comparte mesa con los que ya estaban allí sentados. Lo habitual es beber cervezas en vasos pequeños aprovechando cuando uno de los camareros pasa con la bandeja llena. Pides una y con un lápiz te marca una raya más en el posavasos. Al final te calculan la cuenta en base a la rayas. Tomamos una carne macerada y guisada(13,80€) y un codillo(12,80€), todo acompañado de patata, como no!!, cuatro mini cervezas(6,40€) y un agua(2,30€). Igual que nos pasó en Frankfurt en la sidrería, aquí también nos sentamos con Hans y Frich, que amablemente nos aconsejaron sobre las especialidades de la zona.

Sin poder terminar toda la cena, vamos dando un paseo bajo la lluvia hasta la otra orilla del río cruzando el puente Deutzer Brücke desde donde se tienen unas vistas espectaculares del perfil de la ciudad, en especial de la Catedral iluminada. Con la que está cayendo, de noche, sin trípode y con el teleobjetivo, el hacer una foto se hace casi imposible, pero no por eso no lo intento varias veces.


Volvemos por el lado izquierdo del puente Hohenzollenbrücke, por el que cruzan los trenes, y justo al llegar a la otra orilla nos encontramos con miles y miles de candados puestos allí como símbolo del enlace de miles de enamorados. Mañana por la mañana tengo que volver para sacarles unas fotos.

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